Burnout en docentes
El síndrome de Burnout, entendido como “El agotamiento emocional" se manifiesta con sensaciones como que las cosas te superan, te puede el cansancio, no te quedan emociones o no puedes cumplir con lo que se te exige en el trabajo, especialmente si dichas emociones se prolongan a lo largo del tiempo” («Carol Davila» Universidad de Medicina y Farmacia, Escuela nacional de Salud pública, Gestión y Desarrollo profesional & Vitale Tecnologie Comunicazione – VITECO SRL. 2020, p.11) es una situación que, quienes lo padecen, impacta en las diferentes áreas de su vida y salud. La labor docente no escapa a esta posibilidad en tanto la demanda de recursos, tiempos y emociones que se requieren para llevarla a cabo.
Aunado a esto, se debe considerar que las secuelas post pandemia que dejó la COVID-19 impactaron de diferente manera en aquellas personas que padecieron la enfermedad, mermando no sólo su salud, sino también su ritmo de vida, economía y, en algunos casos, su salud mental generando trastornos del estado de ánimo como depresión y ansiedad.
Ante esto, la demanda de eficiencia en el campo laboral, familiar, etc., se percibe como exagerada y superior a las capacidades físicas, pero, sobre todo, emocionales. El acompañamiento psicológico se aprecia como una alternativa de apoyo en estos casos. Dimensionar aquello que está dentro de nuestra área de control y saber priorizar las responsabilidades a través de un ejercicio de reflexión y modificación de patrones de comportamiento desde la resignificación del marco de creencias que motivan nuestros actos, puede ser una alternativa para contrarrestar el desgaste emocional.